domingo, 7 de julio de 2013

Las aventuras de Ferdinand - Capítulo 1

Las aventuras de Ferdinand,
Das Baritonal Hund.

Capítulo 1
Donde conocemos a Ferdinand y a Julieth

Era un día muy normal para Ferdinand, normal pero entretenido. Había estado ensayando la cavatina de Fígaro para la primera función de “Il Barviere di Seviglia” en La Scala, Milan. Se sentía motivado y contento pero también sentía que algo no andaba bien, presentía que muy pronto algo grande iba a pasar, algo que revolucionaria su vida… o quien sabe, tal vez estaba delirando por causa de las 50 tazas de café que se había tomado esa semana.[1]Termino de practicar y se sentó para lamerse, como era costumbre suya desde hace algunos años. Sonó la puerta, dejo de lamerse con devoción y se dirigió hacia ella. A propósito, se estaba quedando en un hotel lujosísimo, y se lo merecía porque era una estrella, no un divo sino un gran artista con mucha humildad. Una grata sorpresa le esperaba en el portal, era su nueva amiga Julieth, la cual había conocido en Venecia hace unos días. Julieth era una persona muy simpática, de pómulos flotantes, sonrisa quasi-eterna y voluntad férrea. Le gustaban los grandes retos y el café, como a Ferdinand. Se sintió muy feliz, realmente no esperaba volver a verla sino hasta su retorno a Venecia, pero bueno, allí estaba, de pie en el portal, sin decir una palabra, con una expresión que decía a gritos “¡Hey, mírame, soy feliz!”. Y entonces, ella lo saludo.

-          ¡Hallochen, Das Baritonal Hund!
-          ¡Mademoiselle Julieth! Que contento estoy de verla, haha, su sonrisa es contagiosa.
-          Haha ¿Qué haces, Ferninand?
-          Antes de que llegaras me estaba lamiendo.
-          Haha, que lindo.
-          Haha, ¿te parece? Solo es higiene personal.
-          Si, me parece.

Por alguna razón, Ferninand sospechaba que todo le parecía lindo, así que quiso comprobarlo.

-          Ahmmm Julieth.
-          Dime, Das BaritonalHund.
-          No seas tan formal conmigo, solo dime “Barón Ferdinand, amo y señor del universo”
-          Hahahaha, bueno.
-          No, es broma, solo dime Ferdinand.
-          Esta bien.
-          Ahora te pregunto, ¿recuerdas lo qué hablamos ese miércoles en Venecia?
-          Pues fueron muchas cosas, ¿por qué?
-          Me dijiste que tenías una misión importante y que tenías que quedarte.
-          Si, todavía la tengo y para eso vine aquí, solo estoy dejando que llegue hacia mí.
-          ¿Qué llegue hacia a ti?
-          Si, luego te explico con más detalle, ¿me acompañas a dar un paseo?
-          Me encantaría, pero antes debo hacer algo.
-          ¿Qué cosa?

En ese momento Ferdinand dio un pequeño ladrido.[2]

-          ¡Ay! ¡Que hermoso!
¡Aja, lo sabía!.
-          Ahora si, podemos irnos.
Ferdinand, siempre estaba listo para todo.                    



[1] Los cantantes, especialmente si son perros, no deberían tomar café.

[2] En otras palabras, dijo Guau o Barf.